El papel del Pacto de No Intervención en la Guerra Civil Española

París, 1 de agosto de 1936 · El Gobierno del Frente Popular francés propone a las potencias europeas un “Acuerdo de No Intervención” en la Guerra de España.
El sábado 18 de julio de 1936 el jefe del Gobierno francés, el socialista Léon Blum, recibió en su despacho al vicepresidente de las Cortes españolas, el también socialista Luís Jiménez de Asúa, de escala en París en viaje hacia Praga. En aquel momento España y Francia estaban políticamente más cerca que nunca, ambos países tenían regímenes republicanos y gobiernos de Frente Popular. Blum preguntó por la situación en Españay Jiménez de Asúa respondió con un optimista: “La situación es excelente, estamos muy satisfechos”.En esos momentos hacía 24 horas que los militares golpistas se habían levantado en África y la rebelión se había extendido ya a toda España. Nos resulta difícil entender, desde nuestra civilización de móvil y redes sociales, que los mandatarios anduviesen tan incomunicados en el siglo XX, cuando había teléfonos, telégrafos y radio, pero lo que faltaba hasta entrados los años 60 era la cultura de comunicación inmediata.El presidente del Gobierno francés dio por cerrada su semana de trabajo, se fue a casa, y hasta el lunes 20 de julio que volvió a su despacho no se enteró de lo que estaba pasando en España. “Al llegar a mi despacho –contaría el propio Blum- me encuentro sobre mi mesa un telegrama abierto, en papel oficial pero sin cifrar. Es del jefe del Gobierno español, Giral, que dice: ‘Hemos sido sorprendidos por un peligroso golpe militar. Solicitamos que se ponga en contacto inmediatamente para suministrarnos armas y aviones. Fraternalmente, Giral”. Blum tenía que ir a Londres, pero antes se reunió con los ministros de Exteriores y de Defensa y “nos pusimos de acuerdo en la necesidad de poner en marcha un plan de ayuda para proporcionar material a la República Española”. Sin embargo, en cuanto llegó a Londres comenzó a sufrir presiones para que no lo llevara adelante. 

"Un soviet virtual"

Inglaterra y Francia eran las dos democracias más importantes de Europa y aliadas desde la Gran Guerra, pero ahora tenían gobiernos de signo político muy opuesto. Frente a la coalición radical socialista del Frente Popular francés, en Gran Bretaña gobernaba el partido conservador deBaldwin.Los políticos ingleses de izquierdas y de derechas –con excepciones, como Churchill eran partidarios de la llamada política de apaciguamiento, es decir, no hacer nada que provocase a la Alemania nazi, no darle excusas a Hitler para que montase una nueva guerra mundial. Y los conservadores, incluido Churchill, les tenían más miedo a los comunistas que a los fascistas. Así lo muestran los mensajes de los diplomáticos británicos en España: “La verdad sobre España es que hoy no existe ningún gobierno, de un lado están los militares y del otro se les opone virtualmente un Soviet”, analizaba la situación por teléfono el agregado comercial el 21 de julio. Y una semana después, con algo más de perspectiva, lo ratificaba el cónsul en Barcelona: “Si el Gobierno triunfa y aplasta la rebelión militar, España se precipitará en el caos de alguna forma de bolchevismo”.
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Publicado por Miriam Brandon

Al estallar la Guerra Civil Española en julio de 1936, el Primer Ministro francés, León Blum, estaba convencido que si todos los países extranjeros firmaban y respetaban un tratado de no intervención, el gobierno de la entonces República Española tenía grandes posibilidades de derrotar a sus militares que se habían alzado en armas.

Francia no andaba mal encaminada teniendo en cuenta que los republicanos españoles con gran parte de sus tropas formadas por ciudadanos voluntarios y sin las armas que se habían quedado los militares golpistas y que tuvieron que reemplazar en el mercado soviético, fueron capaces de retener durante casi tres años los envites del bando rebelde apoyado por Italia y por la maquinaria militar alemana que poco después arrasaría Europa en unos meses.

Finalmente, el 3 de septiembre de 1937, veintisiete países incluyendo Francia, Gran Bretaña, la Unión Soviética, Alemania e Italia, firmaron el Pacto de No Intervención en Londres. El Pacto de Londres incluía un embargo total de armas para ambos bandos en la contienda española.

Las consecuencias del Pacto de No Intervención para la República Española

Las buenas intenciones francesas pronto se volverían contra la República Española ya que el Pacto de No Intervención medía con el mismo rasero a un gobierno legal elegido por el pueblo y a unos rebeldes que se habían alzado en armas contra la voluntad popular. En pocos días quedó claro que Alemania e Italia se saltaban el acuerdo a la torera mientras continuaban ayudando a los golpistas lo que convertiría al Pacto de No Intervención en el peor enemigo de la República española.

La reacción de Francia al fracaso del Pacto de No-Intervención en la Guerra Civil Española

Siendo consciente de que el Pacto de No-Intervención no había dado los frutos esperados, Leon Blum intentó ayudar a la república dando el visto bueno a entrenamientos de pilotos españoles en suelo francés e ignorando el tráfico de voluntarios y armas en la frontera con España, la cual mantenía abierta cuando las presiones británicas se lo permitían.

Asimismo, Francia también permitió que compañías privadas vendieran aviones militares a los republicanos y dio luz verde al uso de puertos, raíles y demás infraestructuras francesas para el transporte de armas a España.

Sin embargo, Blum tenía que actuar con cautela para no alienar a alemanes e italianos, mantener el apoyo británico, reducir los ataques de la derecha francesa hacia su política y evitar las divisiones dentro de su propio gabinete que ya comenzaban a ser palpables.

Gran Bretaña y el Pacto de No Intervención en la Guerra Civil Española

Para Gran Bretaña, el Pacto de No Intervención en España podría significar el vehículo perfecto para su política de apaciguamiento. A través de este pacto, Gran Bretaña pensó encontrar un modo respetable para localizar la guerra en España a la vez que mantenía a Francia bajo control y alcanzaba cierto grado de entendimiento con Alemania e Italia. Por otro lado, para Gran Bretaña el acuerdo supondría un modo legal para precipitar el final de la guerra en España que tantos quebraderos de cabeza le estaba causando con respecto a sus intereses financieros en suelo español. Esta maniobra incluía ignorar por completo las continuas quejas españolas y francesas contra el hecho de que alemanes e italianos no respetaban el Pacto.

La “neutralidad” británica era en realidad una táctica diplomática que hacía la vida imposible a la República mientras favorecía inmensamente a los militares golpistas.

Desde el principio, el Pacto de No Intervención en la Guerra Civil Española fue un completo fiasco y mientras los alemanes e italianos continuaban apoyando a los rebeldes con toda impunidad, en septiembre de 1936 los rumores de una intervención soviética a favor de la república iban cogiendo fuerza y con ello aumentaban los miedos de las sociedades occidentales a que la contienda española se contagiara al resto del continente europeo.

Finalmente, el Pacto de No Intervención en España fue de todo menos no intervención resultando ser a la postre el peor enemigo de la república española. Al final de la contienda, Francia e Inglaterra habían conseguido sus objetivos de mantener la guerra dentro de las fronteras españolas y evitar la expansión del comunismo a Francia, Portugal y sus posesiones en África. Gran Bretaña también aseguró el futuro de sus intereses financieros y estratégicos en España mediante la firma, en diciembre de 1936, de un acuerdo con el nuevo gobierno de Francisco Franco. Pero si en algo fallaron las democracias occidentales fue en pensar que sacrificando a la República en España apaciguarían a los alemanes y la tan temida guerra europea, tan utilizada como argumento a favor de una no intervención, pronto se haría una realidad.




La politica Anglo - Francesa durante la Guerra Civil Española