AÑO 1939
Como ya dijimos, el 23 de Diciembre de 1938 los
franquistas lanzan la ofensiva final contra Cataluña. El camino hasta
Barcelona está totalmente despejado para los nacionales y no tardará en
empezar su ofensiva para tomar la ciudad.
La fuerza republicana intenta tomar medidas contra ésta, enviando al 5º Cuerpo de Ejército de Líster para intentar detener el avance de las torpas de Franco. Líster pudo detener el avance nacional durante quince días, pero las fuerzas de las tropas nacionales eran superiores, y el 3 de enero tuvieron que retroceder. El frente en el sur de Cataluña estaba roto y tuvieron que retirarse. Desde Valencia, por mar, se intentaron enviar unidades de refuerzo pero ya era demasiado tarde. Barcelona se convierte en un caos y son muchos los que deciden abandonar la ciudad. Todos los puestos fronterizos de los Pirineos reciben largas filas de refugiados, civiles y combatientes, que huyen de la probable futura represión nacionalista. Más de 400.000 personas van a pasar en Francia. El gobierno republicano tuvo que huir a Gerona ante el sitio de la ciudad de Barcelona. En la ciudad de Barcelona algunos comunistas trataron de resistir las ofencivas nacionales, mediante barricadas, pero pronto se comprobó que la situación era inevitable y que toda resistencia era inútil. El 26 de Enero las tropas de Franco toman Barcelona. Y el 5 de Febrero tomarán la ciudad de Gerona. El 28 de Marzo cae la ciudad de Madrid sin resistencia alguna. En los días siguientes caerán las últimas capitales de provincia que mantenía en poder la fuerza republicana: el 29 de Marzo caen, Ciudad Real, Jaén Cuenca, Albacete y Almería. El 30 de Marzo Alicante y Valencia. Y las últimas ciudades en caer serían Murcia y Cartagena, el 31 de Marzo. El 1 de abril de 1939, Franco publica un lacónico comunicado de victoria: "La guerra ha terminado". Es el fin de una guerra civil de tres años que costó a España cerca de 400.000 muertos y otros tantos exiliados. La guerra civil española, como tal, había concluido. Pero además, también se produce el fin de la "República democrática de los trabajadores de todas las clases", nacida en 1931. |
4 DE
ENERO
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Ante el avance nacional en el sector de
Lleida, las fuerzas republicanas no tienen otra opción más que la de
retirarse en dirección Noreste.
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6-10 DE
ENERO
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Ataque desesperado de tropas
republicanas en Extremadura.
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15 DE
ENERO
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Tarragona cae en manos de las tropas
'nacionales', que prosiguen su avance hacia Barcelona y la frontera francesa.
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16 DE
ENERO
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Ley del Gobierno de Burgos sobre
neneficios extraordinarios de guerra.
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24-25 DE
ENERO
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Se desploma la resistencia republicana
en Cataluña.
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26 DE
ENERO
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Barcelona cae en manos de los
'nacionales'.
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1 DE
FEBRERO
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4 DE
FEBRERO
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Ocupación de Girona por los
'nacionales'.
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6 DE
FEBRERO
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El Coronel republicano Casado inicia
contactos con el Gobierno del general Franco para negociar la paz.
La Batalla Final de la Guerra Civil Española: el Golpe de Estado del Coronel Casado |
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7 DE
FEBRERO
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Asesinatos de prisioneros 'nacionales'
-entre ellos el obispo de Teruel- por elementos republicanos extremistas, en
las cercanías de Pont de Molins (Girona).
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8 DE
FEBRERO
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Decreto ordenando el cese en sus
funciones de 15.000 funcionarios adscritos a la Generalitat de Catalunya.
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9 DE
FEBRERO
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Tras ocupar Figueres, las avanzadillas
nacionales llegan a la frontera con Francia. Fuerzas nacionales ocupan la
isla de Menorca.
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10 DE
FEBRERO
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Negrín vuelve de Francia por vía aérea y
desde Alicante se apresta a continuar la resistencia.
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11 DE
FEBRERO
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El general Francisco Franco firma la Ley de Responsabilidades Políticas
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21 DE
FEBRERO
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Gran desfile militar (100.000 hombres)
de las fuerzas 'nacionales' en Barcelona.
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26 DE
FEBERO
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Los Jefes Militares republicanos
muestran su oposición a la política del doctor Negrín de proseguir la guerra
hasta el último momento.
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27 DE
FEBRERO
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Los
gobiernos de Francia y el Reino Unido reconocen al de Burgos. En carta
fechada en Collonges-sous-Sàleve (Francia) y dirigida al Presidente de las
Cortes, Martínez Barrio, por el Presidente de la República, don Manuel Azaña,
dimite.
Comunicación dirigida
al presidente de las Cortes de la República
de Manuel Azaña
Collonges-sous-Salève (Francia) , 27
de febrero de 1939
Excelentísimo
señor:
Desde
que el General Jede del Estado Mayor Central me hizo saber que la guerra estaba
perdida para la República, sin remedio alguno, y antes de que a consecuencia de
la derrota el Gobierno aconsejara y organizara mi salida de España, he cumplido
con el deber de recomendar y de proponer al Gobierno, en la persona de su jefe,
el inmediato ajuste de una paz en condiciones humanitarias, para ahorrar a los
defensores del régimen y al país entero nuevos y estériles sacrificios [...].
El
reconocimiento de un Gobierno legal en Burgos por parte de las potencias,
singularmente Francia e Inglaterra, me priva de la representación jurídica
internacional para hacer oír de los Gobiernos extranjeros, con la autoridad
oficial de mi cargo, lo que no es solamente dictado mi conciencia de español,
sino el anhelo profundo de la inmensa mayoría de nuestro pueblo. Desaparecido
el apartado político del Estado, Parlamento, representaciones superiores de los
partidos, etc., carezco, dentro y fuera de España, de los órganos de Consejo y
de acción indispensables para la función presidencial de encauzar la actividad
de gobierno en la forma que las circunstancias exigen con imperio. En
condiciones tales, me es imposible conservar ni siguiera nominalmente mi cargo
al que no renuncié el mismo día que salí de España porque esperaba ver
aprovechado este lapso de tiempo en bien de la paz.
Pongo,
pues, en manos de V.E., como presidente de las Cortes, mi dimisión de
presidente de la República, a fin de que se digne darle la tramitación que sea
procedente.
(Publicada
en el libro "Análisis y comentarios de textos históricos. II. Edad moderna
y contemporánea", de Mª Victoria López-Cordón y José U. Martínez Carreras.
Alhambra, 1978, p. 350)
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5 DE
MARZO
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El Consejo Nacional de Defensa, que
asume el Coronel Casado y el dirigente socialista Besteiro, se apresta a
hacer frente a un posible golpe de Estado comunista. La lucha no tarda en
estallar; los anarquístas ayudan al Consejo Nacional, que el día 12 domina la
situación e intenta negociar con el Alto Mando 'nacional'.
El golpe de Casado y el final de la guerraUn grupo de anarquistas y socialistas se rebeló el 5 de marzo de 1939 contra el Gobierno de Negrín. Querían negociar la inminente derrota republicana. No les sirvió de nada, Franco no tuvo piedad con los vencidos
El 5 de marzo de 1939 el coronel Segismundo Casado se rebeló en
Madrid contra el Gobierno Negrín y creó un Consejo Nacional de Defensa
(CND). Poco antes, también se había sublevado la base naval de
Cartagena. La Flota huyó y cortó toda posibilidad de evacuación masiva.
Casado, que llevaba semanas en estrecho contacto con los agentes de
Franco, se había asegurado el concurso de numerosos mandos militares y
de una variada gama de fuerzas políticas que iban desde los
anarcosindicalistas a la Agrupación Socialista Madrileña, pasando por
afiliados de los partidos de la izquierda burguesa. Madrid padecía
hambre y privaciones. La victoria franquista, tras la caída de Cataluña,
parecía inevitable. La resistencia, utópica. La consigna casadista, paz
sin represalias, resultó irresistible. El Gobierno Negrín y la
dirección del PCE tomaron el camino del exilio. En las tres semanas
siguientes las negociaciones del CND no condujeron a nada. En el
ínterin, una corta resistencia comunista en Madrid fue ahogada en
sangre. La guerra terminó como había empezado: con la escisión del
Ejército y la traición.
Los acontecimientos de marzo de 1939 marcaron indeleblemente los
debates del exilio. Dejaron en algunos una sensación de vergüenza, en
otros, avivaron el rencor. Se generó una bibliografía testimonial de
tono acusatorio o exculpatorio. Los constreñimientos ideológicos de la
guerra fría aportaron lo suyo. Los mitos proliferaron. Sobresalieron
cuatro, de los cuales tres los aprovechó al máximo la propaganda de los
vencedores: Casado se había adelantado a un golpe comunista; éste
contaba con la complicidad de Negrín para prolongar una resistencia
estéril que sólo convenía a los dictados de una potencia extranjera (la
Unión Soviética); fue una medida profiláctica y no una puñalada por la
espalda. Habría que comprender, pues, a quienes se sacrificaron por la
causa de la independencia de España: ante todo Casado, pero también el
líder socialista moderado Julián Besteiro. Un cuarto mito pronto fue
arrojado a la cuneta: el Gobierno Negrín no tenía respaldo
constitucional tras la dimisión de Azaña de la Presidencia de la
República y el reconocimiento del Gobierno de Franco, liderado por
Francia y el Reino Unido. Esta construcción jurídico-política chocó en
efecto con la creencia, muy enraizada entre los exiliados, de que las
instituciones republicanas seguían subsistiendo.
La historiografía académica (Aróstegui, Bahamonde, Cervera, Graham,
Preston) comenzó hace tiempo el derribo de los mitos que todavía
alimentan cuidadosamente autores que pasan por autoridades. ¿Cabe hacer
más? Sí. Hay que expandir la gama de fuentes primarias, coetáneas de los
hechos y menos contaminadas ideológicamente que las reconstrucciones
posteriores. Son las que permiten recuperar los entresijos de lo que
sucedió y, por ende, apuntalar una historia que prescinde de mitos y, en
lo posible, de prejuicios.
No hubo ninguna conspiración comunista. Las teleológicas
interpretaciones de un amplio elenco de historiadores neo-franquistas
deben echarse a la basura. Negrín no preparó nombramientos militares
para poner lo que quedaba de Ejército Popular bajo control comunista.
Tampoco actuaba al dictado del PCE. En contra de los muchos que siguen
presentando al partido como una especie de Leviatán, más bien era un
gigante con los pies de barro, autoencadenado de tiempo atrás a la
batuta que manejaba Negrín. Su reacción ante el golpe casadista careció
de la más mínima coordinación. En Madrid hubo un efímero contragolpe,
mal diseñado y peor ejecutado. En Levante se mantuvo en un estado de
movilización expectante. En el resto del territorio no se produjo la
menor resistencia y el PCE se vino abajo como un castillo de naipes. En
cuanto a influencias extranjeras, sí las hubo pero del lado francés y
británico, en estrecha conexión con los agentes de Franco. Por su parte,
ya antes del golpe casadista Stalin se había lavado las manos de la
República, en parte porque no existían posibilidades de que resistiera y
en parte, también, porque el Gobierno francés había entorpecido los
flujos de suministro.
Hay que indagar en tres grupos de factores estructurales para
explicar la gestación del golpe de Casado. Ante todo, en los conflictos
intra-socialistas que se desarrollaron desde el comienzo de la guerra y
durante la cual la última dirección (Ramón González Peña, Ramón
Lamoneda) se superó para sostener el esfuerzo bélico y apoyar al
Gobierno en pugna con la "izquierda socialista", de impronta
caballerista. Después, en los celos e incompetencia del movimiento
anarco-sindicalista, incapaz de subordinarse a la disciplina que imponía
la contienda. Por último, en el sectarismo de la política comunista,
imbuida -como ha dicho Graham- del deseo de defender un "republicanismo
fundacional", pero de forma tal que condujo inevitablemente a su
aislamiento.
A ello hay que añadir factores locales derivados de la evolución
político-ideológica, relativamente autónoma, en Madrid tras el corte del
territorio republicano en abril de 1938. Pocos meses después,
anarquistas y socialistas "ensayaron la rebelión", por tomar prestada
una expresión de Grass. Sin éxito. En marzo de 1939 pretendieron
alcanzar un final de la guerra que les permitiese afrontar un futuro
incierto en la mejor posición posible, preservar sus cuadros y ganar
apoyos entre las potencias occidentales, en espera de que la
configuración de un presunto y ensoñado orden europeo antibolchevique
pusiera en valor sus esfuerzos por erradicar la influencia comunista en
España. Mézclese todo ello con comportamientos personales, dilucidables
sí, pero difíciles de contrastar. Casado en busca de gloria. Besteiro
decidido a echar a la cuneta a Negrín. Mandos militares convencidos de
que la resistencia era imposible pero que la rendición podría, quizá,
salvarles. El pueblo llano, engañado.
El golpe casadista y el contragolpe que estalló en Madrid fueron, por
lo demás, perfectamente evitables. Tras la tardía y un tanto
egocéntrica dimisión de Azaña, el presidente de las Cortes, Diego
Martínez Barrio, puso condiciones a Negrín para asumir interinamente la
presidencia de la República con objeto de hacer la paz.
Ningún historiador neo-franquista ha demostrado que, tal y como
ocurrió, Negrín y el Gobierno, incluido el vituperado PCE, las
aceptaron. Casado, que interceptaba muchos de los radiogramas que emitía
Negrín o que le llegaban, se enteró de la reacción el mismo 5 de marzo.
Lo primero que hizo fue impedir que Martínez Barrio recibiera la
respuesta. Tal y como había dicho a los agentes de Franco, Casado sabía
perfectamente que los comunistas no representaban un peligro.
Los anarquistas y los socialistas antinegrinistas que apoyaron el
golpe se equivocaron clamorosamente en el pronóstico de lo que iba a
ocurrir. Pensaban en términos de la dictadura primorriverista y en un
periodo de represión con posibilidad de posterior retorno a la
superficie. Por el contrario, Negrín y los comunistas acertaron de
pleno. El triunfo franquista no significaría una etapa breve de gobierno
reaccionario ni una simple derrota parcial o pasajera. Sería el fin de
todo lo que la clase obrera y la burguesía de izquierdas habían
conquistado durante décadas así como el aplastamiento de las libertades.
La errática reacción comunista demostró, sin embargo, que el PCE
carecía de un plan para salir de la guerra.
Más tarde, esta historia complicada, de dobles y triples juegos, de
espías y traiciones, se embelleció con un estéril debate sobre las
posibilidades de resistencia. Negrín sabía que no existían pero de ahí a
tirar la toalla como hizo el CDN había un gran salto. Uno de sus
errores estribó en no prestar mayor atención a la situación de la Flota,
como se le había recomendado insistentemente. Tras el golpe de Casado
vendría no el tiempo de las cerezas sino el de las represalias. Como
nunca se habían conocido en la historia de España. ¡Ah! y la mitografía
subsiguiente. Todavía subsiste, con alguno de sus representantes que
vocea su posesión de la única verdad. Llega el tiempo de la
desmitografía.
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6 DE
MARZO
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La escuadra de la República huye a
Bizerta (ciudad portuaria de Túnez en el Mar Mediterráneo). Los republicanos
dominan la rbelión de Cartagena.
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23 DE
MARZO
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España y Portugal firman un 'Pacto de No
Agresión' por diez años.
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26 DE
MARZO
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Ofensiva 'nacional' en los frentes de
Andalucía.
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27 DE
MARZO
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La España 'nacional' se adhiere al Pacto
Anti-Komintern. Este acuerdo se inició con la denominación de Eje Roma-Berlín
de la Alemania nazi y de la Italia fascista, con el convenio establecido en
1936 entre Adolf Hitler y Benito Mussolini, y la alianza militar negociada en
mayo de 1939. Japón se unió a la coalición en septiembre de 1940 -el
denominado Pacto de Berlín- y poco después lo siguieron Bulgaria, Croacia,
Hungría, Rumania y Eslovaquia. Asimismo, Dinamarca, Finlandia, España y los
gobiernos projaponeses de Manchukuo y Nanjing de China se adhirieron al
bloque como partidarios del Pacto Anti-Komintern firmado por Alemania y Japón
en 1936. A finales de 1944, los miembros del Eje habían quedado reducidos a
Alemania y Japón (junto con los gobiernos japoneses títere de Manchukuo y
Nanjing) y los cuatro estados que estaban siendo invadidos por los aliados, a
saber, Hungría, Croacia, Eslovaquia e Italia. El Eje se disolvió oficialmente
el 8 de mayo de 1945 cuando los aliados ratificaron la rendición incondicional
de Alemania.
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28 DE
MARZO
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30-31 DE
MARZO
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Los nacionales entran en Madrid y ocupan
diversas capitales de provincia aún en manos de la República (Valencia,
Alicante, Jaén, Murcia, Almeria, entre otras).
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1 DE
ABRIL
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El general Francisco Franco firma el
último Parte de Guerra anunciando la victoria definitiva de los 'nacionales'.
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