Solidaridad Obrera 7 febrero 1937 |
Cipriano Mera: El albañil que no quiso ser general
Su único sueño durante la contienda civil fue el de volver a su profesión de albañil. Miaja siempre lo promocionó a los máximos rangos operativos cuando se constituyó el ejército Popular. Contribuyó al fin de la guerra al fundar la Junta de Defensa con Casado y Besteiro frente a Negrín.
Martín Alhaja | http://blogs.que.es/1860/2005/11/20/cipriano-mera/
Cipriano Mera: este
homenaje a tu vida 30 años más tarde de tu muerte, deseamos que sea, ante todo,
exigencia para nuestras vidas. El mundo que nos tocó vivir es en muchas cosas
diferente al tuyo, pero similar en la magnitud del holocausto que padecen los
desposeídos, explotados y asesinados por hambre, por paro, por esclavitud
infantil, por las fronteras o por los nacionalismos…
La vida de Cipriano
Mera fue una muestra de amor al Ideal solidario y de proporcional odio a todo
totalitarismo y sectarismo religioso e ideológico. Totalitarismo que tanto
abunda hoy en España, el de quienes llamándose a sí mismos “de
izquierdas”,se sirven del pueblo en lugar de servir al pueblo.
Quienes le conocieron
cuentan de él que era hombre de gran tenacidad, íntegro, sencillo, parco en
palabras. Mantuvo su honestidad ocupando cargos de gran responsabilidad en el
bando republicano durante la guerra civil española, buscando siempre el bien
común por encima del suyo particular. Todo lo contrario a los que detentan hoy
el poder.
Militante obrero hasta
el final de sus días, en plena Guerra Civil afirmaba: “cuando termine la
guerra, el teniente coronel Cipriano Mera volverá a empuñar la paleta“. Y
así fue, terminó su vida como la empezó, de albañil, después de haber dirigido
tres divisiones del Cuerpo del Ejército Republicano sin haber pasado por
ninguna academia militar.
Sin duda, la de
Cipriano Mera es una vida entregada a fondo perdido por el Ideal, marcada por
la vivencia de la Solidaridad, compartiendo hasta lo necesario para vivir. Así
conoció la amistad en la lucha. Pero su historia también está marcada por las
traiciones de sus propios compañeros y de aquellas ideologías que se han
servido a si mismas, volviéndose contra los empobrecidos y contra la Humanidad.
Cipriano Mera y los
anarquistas
Cipriano Mera nació el
4 de noviembre de 1896 en el madrileño barrio de Tetuán de las Victorias. Como
en cualquier familia obrera, su infancia fue dura y a los 16 años Mera tuvo que
empezar a trabajar de albañil. No pudo asistir a la escuela, la miseria le
obligó desde pequeño a buscarse la vida y a contribuir económicamente en la
familia. Con veinte años aprendió a leer y escribir en clases nocturnas y a
través de los ateneos libertarios, que ya por esas fechas sobrepasaban en
Madrid la treintena.
Aunque sus comienzos
sindicales fueron en la UGT, de la que fue delegado, su pensamiento le hizo
ingresar en la central sindical CNT, considerando que este sindicato era el que
mejor defendía los intereses obreros.
Sus primeras
actuaciones como anarcosindicalista datan de los años de la Dictadura de Primo
de Rivera, años muy difíciles, en los que la cárcel y el andamio tuvieron una
importancia decisiva.
Durante la República
ocupará el puesto de presidente del Sindicato de la Construcción de la CNT de
Madrid, que alternará con el de simple delegado de obra. Cipriano Mera vive de
cerca todos los procesos revolucionarios impulsados en el período
republicano, incluyendo las reivindicaciones obreras de su sector, la construcción.
Fue además
protagonista directo en la huelga de la construcción de junio de 1936 que
paralizó a más de cien mil hombres, lo cual le llevó de nuevo a la cárcel,
siendo liberado un día después de estallar la dramática Guerra Civil Española.
Durante la guerra son
muchos los episodios heroicos que protagonizó al frente de la XIV División,
como la batalla de Brunete, la conquista de Cuenca o la defensa de la Sierra
Norte de Madrid. Sin embargo, lejos de la pretensión del líder, siempre actuó como
un militante más y nunca quiso privilegios.
En los últimos días de
la guerra Mera, Casares y Wenceslao Carrillo se enfrentaron fuertemente al hijo
de este último y a los comunistas por el desalojo de Madrid.
Con el triunfo de
Franco vivó Mera otro nuevo cautiverio. Las fuerzas francesas lo hacen
prisionero en un campo de concentración en el norte de África y luego es
entregado a Franco, quien lo condena a pena de muerte. Afortunadamente, años
después, es amnistiado y exiliado a Francia.
Durante el exilio no
deja de luchar en la organización de la lucha clandestina. Pone todos sus
esfuerzos en la reunificación de la CNT, pero las posturas más ortodoxas se lo
impiden y llega a ser expulsado de la organización por sus propios compañeros.
Pasa los últimos días
de su vida en Francia junto a la única persona que nunca lo había traicionado,
su mujer, Teresa. Siguió ganándose la vida como albañil, entregando parte de su
escaso sueldo para el “Frente Libertario“; periódico en el exilio de los
cenetistas expulsados. Finalmente muere sin haber vuelto a pisar España el 24
de Octubre de 1975, pocos días antes de la muerte de Franco.
Cipriano Mera y los
comunistas
Fueron los comunistas
los primeros en ver la necesidad de la organización de las milicias en el
frente. A pesar de ello, el partido comunista fue un autentico cáncer dentro
del bando republicano, que vivió otra verdadera guerra dentro de la Guerra
Civil. Los comunistas, apoyados por Stalin, intentaron controlar el frente
republicano aprovechando sus conocimientos militares y la gran disciplina de
partido en el PCE. Más preocupado del control de la clase obrera en caso de una
supuesta victoria, el PCE boicoteó las colectivizaciones en la retaguardia
organizadas por la CNT, acaparó los altos cargos del ejército y del gobierno,
persiguió a los anarcosindicalistas y manejó el poco material bélico para su
beneficio.
Mera, que había
luchado toda su vida contra el totalitarismo, no se arrugó ante los abusos de
los estalinistas, aunque los tuviera como superiores. Fue de los pocos que tuvo
la audacia de entrar en una checa comunista para liberar a un miliciano
detenido arbitrariamente, y logró salir vivo de allí. En otra ocasión, en el
transcurso de la batalla de Brunete, durante una de las muchas
discusiones que mantuvo con el General Líster, este último saltó fuera de la
trinchera y se expuso al fuego enemigo. Con ello quería probar su valor ante
los milicianos y humillar a Mera. Lejos de acobardarse Cipriano salió de la
trinchera a seguir la discusión. Entonces Líster, queriendo que Mera perdiera
el autodominio continuó con la absurda provocación y pidiendo una silla, se
sentó. Con las balas ya silbándoles, Mera sacó la petaca y el librillo de papel
de fumar, arrancó una hoja y comenzó a liarse un cigarrillo parsimoniosamente.
Sin temblarle la mano, lo encendió, aspiró una bocanada y expulsó el humo al
rostro de Líster, quien finalmente decidió volver a la trinchera.
A pesar de la división
que crearon los comunistas dentro del frente republicano, estos han pasado a la
historia como si fuesen los únicos que lucharon contra las tropas de Franco.
La propaganda bolchevique ha plagado nuestra historia de mitos, mentiras
y ocultaciones, pero no puede negar que antes de la guerra civil el comunismo
no tenía la mínima trascendencia en España y toda la lucha obrera la
protagonizaron socialistas del PSOE y UGT y anarcosindicalistas de CNT. Y
la manipulación sigue, así hoy, a Santiago Carrillo se le declara
doctor “Honoris Causa”, a pesar de haber sido responsable del asesinato
de 5000 personas en Paracuellos durante la retirada de Madrid.
En nombre de la
memoria histórica, los “progres de sillón“ hacen canalladas como
entronar a un genocida como Carrillo, y acusar a Cipriano Mera de cobarde y
traidor por haber pretendido desalojar Madrid ante la inevitable entrada de
Franco, tratando de impedir una matanza inminente.
Lo que la falsa
izquierda española llama “memoria histórica” es simple y llanamente
“manipulación histórica”, utilizada para ocultar o difamar a todos aquellos
verdaderos militantes que les desenmascaran como traidores y vividores.
Otro gran mito de esta
“manipulación histórica” es la afirmación de que durante los años de
franquismo en España no se pudo hacer nada. Los historiadores de hoy
callan intencionadamente que, durante los 40 años de vacaciones que se tomó el
PSOE y el PCE, sólo las organizaciones apostólicas obreras hicieron verdadero
socialismo en España a través de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)
y la Editorial ZYX. Fueron cristianos y falangistas de izquierdas los
que mantuvieron viva la promoción de militantes obreros, los primeros en crear
los bufetes laboralistas, de donde surgieron sindicatos como USO y las primeras
Comisiones Obreras que luego, cómo no, instrumentalizaría el PC. Una vez más,
los traidores ensalzarán a Carrillo y silenciarán a los demás.
En cierta ocasión,
Julián Gómez del Castillo, entonces presidente de la Editorial ZYX , visitó a
Cipriano Mera en Francia. Después de una larga conversación, ambos se abrazaron
largamente y lloraron juntos. Emocionado, Cipriano dijo: “Con cristianos así
la Guerra Civil no hubiera existido. Llévate mi “Diario de Campaña”. Se lo he
negado al enviado de Emilio Romero que me ofreció una gran suma. Publicarlo
vosotros, no cobro nada“.
Al final Gómez del
Castillo le pidió un último recuerdo, le pidió que le contara el hecho de
solidaridad más importante que sus compañeros habían tenido con él. Cipriano
respondió: “Espero morir pronto y que la tierra me dé el calor que me
negaron mis mejores compañeros“. Julián le dijo que a ese esperado calor él
lo llamaba Dios, y le aseguró que lo tendría. “El Dios en que tú
crees, yo también creo”,sentenció Cipriano Mera.
Un militante de ayer,
esperanza para hoy
La historia de España
está llena guerras, traiciones y opresión. Pero siempre ha existido una
corriente solidaria encarnada en militantes que vivieron el Ideal de una
verdadera revolución según el tiempo que les tocó vivir. Cuando el socialismo
del PSOE ha optado por la buena vida y la insolidaridad, la vida de este
militante es acusación a la falsa izquierda y esperanza para los empobrecidos y
quienes quieren servirles.
¿Cuántos militantes de
la talla de Cipriano Mera, José Antonio Primo de Rivera o Salvador
Seguí se necesitan hoy para cambiar la sociedad y sus estructuras?
Es el nuestro un mundo
que condena al hambre a más del 80 % de la población, habiendo alimentos para
todos; donde el paro aplasta a más de 1500 millones de personas, casi todas de
países empobrecidos; un mundo en que los sindicalistas del Norte descansan
mientras crece la opresión al inmigrante, mientras aumenta el holocausto de 400
millones de niños esclavos. Son más necesarios que nunca grupos de militantes
que se planteen la revolución no-violenta como cambio urgente de las
estructuras injustas a todos los niveles, desde lo más personal hasta lo
institucional e internacional.
Que nuestro homenaje a
Cipriano Mera sea el compromiso de embarcar la vida en la lucha solidaria.
Recuperar la memoria de militantes que han vivido esta corriente es hacer
verdadera memoria histórica y el resto son canalladas.
El 20 de abril de 1936, Miguel Benavides,
Gobernador Civil de Guadalajara comunicó al ministerio de Gobernación la
conveniencia de trasladar a varios jefes y oficiales de Guadalajara a
otros destinos menos comprometedores.
La sublevación en Guadalajara
Entrevista a Cipriano Mera: ¿serenunció a la revolución? (1966)
Se publicó en la revista Presencia de París, en el N° 6 de noviembre-diciembre de 1966
La muerte de un combatiente libertario
Tiempo de historia nº 13 diciembre 1975
De nuestra guerra , Diario de Campaña
Tiempo de historia nº 13 diciembre 1975
De nuestra guerra , Diario de Campaña
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