Biografía de Melchor Rodríguez García "El Ángel Rojo"
La historia del Ángel Rojo
Esta es la historia de Melchor Rodríguez, llamado "El Ángel Rojo" por
sus rivales. Era un hombre de su tiempo, defensor de ideas propias, pero
con una particularidad única, su recto amor a la justicia en tiempos de
locura e injusticia.
Melchor
Rodríguez (Sevilla 1893- Madrid 1972), fué un activo militante y
dirigente anarquista. De orígen humilde, de joven se trasladó a Madrid,
donde empezaría su carrera sindical.
Estallada
la guerra civil en julio de 1936, se produjo en los primeros meses un
descontrol y anarquía en el territorio teoricamente "controlado" por el
gobierno de la República. Los partidos obreros, los sindicatos, y mas
abundantemente particulares con carnét político, se dedicaron a la
venganza contra sus enemigos políticos o por asuntos personales.
Las cárceles de toda la España leal se encontraban abarrotadas de presos políticos de tendencia derechista. De ellos, muchos siquiera habían tenido noticia alguna del alzamiento rebelde, y debieron de pagar los crimenes de otros simplemente por ser monárquicos, católicos o "capitalistas".Sobra decir que entre ellos también se incluyen a los traidores a España, los que osaron levantarse contra el gobierno legal, y que fueron rapidamente derrotados.
Un tribunal popular y una condena a muerte era lo mas parecido a "legal" con lo que se podían encontrar los acusados, teniendo en cuenta que perfectamente el juez podía ser el barbero o el albañil afiliado a la CNT, el fiscal transportista y los secretarios judiciales militantes de cualquier sindicato.
Quizás esté de más comentar que estos tribunales populares ni obedecían al gobierno, ni cumplían la constituación, o cualquier ley, simplemente estaban controlados por organizaciones que se habían apropiado de las calles e ignoraban a un gobierno cogido por dos fuegos.
"Las Sacas" y "los paseos" eran sin duda uno de los destinos mas aciagos de aquellos presos. La segunda era mas propio de la zona rebelde, pero la primera solía ocurrir con asiduidad en las cárceles de la República.
Las sacas eran ni mas ni menos que un asalto y matanza (con algunos traslados a las afueras de la ciudad) de presos por una supuesta masa furiosa y descontrolada, y digo supuesta porque algunas no eran mas que orquestas empresas políticas, para asesinar algún dirigente de la oposición.
Muchos dirigente políticos murieron de esta forma, entre ellos varios liberales y republicanos de derecha, que sucumbieron entre los extremos. El mas importante fué Melquíades Álvarez, muerto en la Cárcelo Modelo de Madrid.
Las cárceles de toda la España leal se encontraban abarrotadas de presos políticos de tendencia derechista. De ellos, muchos siquiera habían tenido noticia alguna del alzamiento rebelde, y debieron de pagar los crimenes de otros simplemente por ser monárquicos, católicos o "capitalistas".Sobra decir que entre ellos también se incluyen a los traidores a España, los que osaron levantarse contra el gobierno legal, y que fueron rapidamente derrotados.
Un tribunal popular y una condena a muerte era lo mas parecido a "legal" con lo que se podían encontrar los acusados, teniendo en cuenta que perfectamente el juez podía ser el barbero o el albañil afiliado a la CNT, el fiscal transportista y los secretarios judiciales militantes de cualquier sindicato.
Quizás esté de más comentar que estos tribunales populares ni obedecían al gobierno, ni cumplían la constituación, o cualquier ley, simplemente estaban controlados por organizaciones que se habían apropiado de las calles e ignoraban a un gobierno cogido por dos fuegos.
"Las Sacas" y "los paseos" eran sin duda uno de los destinos mas aciagos de aquellos presos. La segunda era mas propio de la zona rebelde, pero la primera solía ocurrir con asiduidad en las cárceles de la República.
Las sacas eran ni mas ni menos que un asalto y matanza (con algunos traslados a las afueras de la ciudad) de presos por una supuesta masa furiosa y descontrolada, y digo supuesta porque algunas no eran mas que orquestas empresas políticas, para asesinar algún dirigente de la oposición.
Muchos dirigente políticos murieron de esta forma, entre ellos varios liberales y republicanos de derecha, que sucumbieron entre los extremos. El mas importante fué Melquíades Álvarez, muerto en la Cárcelo Modelo de Madrid.
He
aqui donde entra el anarquista Melchor Rodríguez, que fué nombrado
delegado general de prisiones en Madrid, el 10 de noviembre de 1936.
Melchor Rodríguez se puso manos a la obra para parar las numerosas sacas que se producían en las cárceles de Madrid en pos de la legalidad.
Muchas
caravanas de presos que abandonaban Madrid por el Este, fueron paradas y
los presos devueltos a las cárceles, luego se sabría que muchas de
aquellas excursiones acabarían en los tristemente célebres fusilamientos
de Paracuellos del Jarama.
Sin
embargo. la presión de elementos radicales le obligaron a dimitir el
día 14, para volver despues el día 4 de diciembre, como
plenipotenciario. Su misión, acabar con el desordén.
En unas de
sus primeras directrices se prohibió el traslado de presos, entre las 7
de la tarde y las 7 de la mañana, que era cuando algunos aprovechaban
para sacar algún preso y asesinarlo.
Sin
duda, una de las situaciones mas peligrosas de las que se enfrentó
Melchor Rodríguez, fué tras un bombardeo en Alcalá de Henares, con
víctimas civiles que provocó que un nutrido grupo de milicianos
exigieran abrir las celdas de la Cárcel de Alcalá para matar a los
presos.
Enterado Melchor Rodríguez, se trasladó de inmediato a la
localidad madrileña para enfrentarse personalmente a los milicianos,
pistola en mano y amenazando con proveer de armas a todo preso que
necesitase defenderse. Los milicianos desistieron y se retiraron.
Algunos
líderes posteriores del franquismo se salvaron gracias al anarquista.
Personajes como el escritor falangista Sánchez Maza, los militares
Agustín Muñoz Grandes y Valentín Gallarza, el cedista y cuñado de
Franco, Serrano Súñer o el también falangista Raimundo Fernández Cuesta.
El
final de la guerra, y su negativa a partir al exilio como muchos
correligionarios anarquistas, le costó a Melchor Rodríguez dar con sus
huesos en la cárcel, donde posteriormente un tribunal lo condenó a
muerte.
Sin
embargo, se le conmutaría la pena de muerte por una condena a cárcel
que no cumplió, puesto que salió en libertad año y medio después. Esto
se debió a la declaración a su favor de parte los altos cargos del
régimen franquista, agradecidos por las buenas gestiones del entonces
delegado de prisiones, que le debían la vida.
Melchor Rodríguez
vivió el resto de su vida en Madrid, participando clandestinamente en la
CNT y en actividades en contra del régiment franquista.
Murió en 1972, en Madrid, y a su entierro acudieron distintas personalidades enfrentadas, como anarquistas y falangistas.
Si hay que destacar algo de Melchor Rodríguez, es que quiso cumplir con la ley a pesar de que por hacerla cumplir se salvaron grandes criminales, que posteriormente ocuparían el puesto de jueces sin justicia.
Murió en 1972, en Madrid, y a su entierro acudieron distintas personalidades enfrentadas, como anarquistas y falangistas.
Si hay que destacar algo de Melchor Rodríguez, es que quiso cumplir con la ley a pesar de que por hacerla cumplir se salvaron grandes criminales, que posteriormente ocuparían el puesto de jueces sin justicia.
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