A partir de mediados de aquel 1937, los comunistas stalinistas se
encargarían de aniquilar la revolución social e implantar la hegemonía
«burguesa» (como complemento de esa realidad, ver Burnett Bolloten, El
gran engaño, Caralt, 1961). Y aquí añadiría yo que, ciertamente, la
Segunda República española fue «burguesa», en tanto que liberal, pero
sin burgueses que la sustentaran en tanto que clases social). La
burguesía catalana (industria ligera; el textil), con Francesc Cambó y
Joan Ventosa i Calvell como dirigentes más significados, se opuso a la
República liberal y luego apoyaron y financiaron la sublevación fascista
del general Franco, mientras que la gran burguesía vasca (industria
pesada) también optaba contra la democracia liberal.
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